La demanda de injertos capilares se ha disparado un 300% en el último año. La imposibilidad de viajar a Turquía, capital mundial de los implantes de pelo, y el confinamiento, que permite llevar con discreción el postoperatorio, han propiciado un auténtico boom de clínicas en España. Llegan a ofrecer paquetes que, además de la cirugía, incluyen desplazamientos desde cualquier punto del país y una noche de alojamiento, a precios impensables antes de la pandemia. En el reportaje ‘La fiebre del pelo’, ‘Equipo de Investigación’ evidencia la competencia tan feroz por abaratar las tarifas y el riesgo de fraude. La sociedad internacional de cirujanos capilares advierte que personas no cualificadas están haciendo intervenciones y que la mala praxis ha incrementado la cirugía de reparación capilar.